Si tuviera que resaltar un aspecto fundamental de la clase inversa sería: "motivar al estudiante, implicarle en la asignatura y convertirlo en protagonista de su proceso de aprendizaje".
Si ponemos en un lado de la balanza la clase tradicional y en el otro la clase inversa ¿Hacia qué lado se inclinará?
Pero lo que he visto es que invertir la clase le da mucho, mucho trabajo al docente que ha de ponerlo todo patas arriba, cambiar su forma de enseñanza, elaborar materiales, familiarizarse con tecnologías...no es un camino de rosas, la verdad.
Y a veces me pregunto ¿Es esto lo que quieren la mayor parte de los estudiantes? ¿Realmente quieren dar la vuelta a todo, quieren asumir ese protagonismo ¿Desean trabajar día a día? Vivimos en unos tiempos de hedonismo, de conseguir las cosas fácilmente, del mínimo esfuerzo, de estudiar el día antes del examen. ¿Y si invertimos la clase y los estudiantes llegan al aula sin haber trabajado fuera de clase?
Pero no es cuestión de ponerse pesimistas y creo que habría que incentivar estas metodologías en todos los niveles educativos y fomentar buenos hábitos de estudio y de trabajo, valorando más el proceso que el resultado final.
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